Ordenar de una vez

Ordénalo todo de un tirón y no recaerás nunca.
«He ordenado mi mesa un millón de veces, pero, antes de darme cuenta, vuelve a ser un desastre».

¿Qué clase de cosas tienes y en qué cantidad? ¿Dónde las guardas? ¿Qué tipo de objetos tienden a aumentar por la naturaleza de tu trabajo y, cuando eso ocurra, dónde los pondrás? Solo cuando tengas un control firme sobre todas estas cosas podrás decir que has ordenado.
¿Cómo puedes conseguirlo? Ordena todo tu espacio de trabajo por categorías, de un tirón. Si organizas la superficie de tu mesa hoy, el primer cajón mañana y otro al día siguiente, tirando cosas poco a poco cuando tienes tiempo, jamás pondrás tu espacio en orden.

El primer paso es reservar un período de tiempo para ordenar. A continuación, separa todos los objetos que tienes en categorías y decide cuáles debes conservar y cuáles desechar. Después, decide dónde guardar las cosas que te quedas. Para ordenar como es debido, sigue estos pasos en este orden. La clave del éxito es ordenar por categorías, de manera rápida y completa, de un tirón.

Puede parecer difícil, pero no te preocupes. Ordenar el espacio de trabajo físico es mucho más sencillo que hacerlo con una casa. Para empezar, los espacios de trabajo son mucho más pequeños y tienen menos categorías, lo que hace más fácil decidir qué objetos conservar y dónde guardarlos. Y se tarda mucho menos tiempo.

Si tienes muy complicado sacar tiempo para ordenar —si no puedes dedicarle cinco horas seguidas—, prueba a dividir el proceso en varias sesiones. Por tanto, si no dispones de mucho tiempo libre, te recomiendo no espaciar las sesiones para mantener la intensidad. Alargar el proceso hasta el punto de tener que volver a empezar continuamente es una completa pérdida de tiempo, lo que convierte este enfoque en el más ineficaz para ordenar.

Lo importante es ponerte un plazo. Puedes decidir, por ejemplo, que intentarás terminar hacia finales de mes y, después, reservar bloques de tiempo concretos para ordenar. Si solo te dices que ordenarás cuando tengas tiempo, no acabarás nunca.
Ordena como es debido, de un tirón, y después designa un sitio para cada objeto. Una vez que sabes dónde va todo en tu espacio de trabajo, puedes localizar tus cosas incluso cuando empiezan a multiplicarse. Eso es lo que hace posible que mantengas tu espacio ordenado. Aprendiendo a ordenar de la manera correcta, cualquiera puede tener un espacio de trabajo alegre y no recaer nunca en el desorden.