Agradeciendo los problemas

Con frecuencia nuestra actitud ante la vida es de enfado, rechazo y en definitiva de mantear una actitud de protesta que al final nos hace vivir instalados permanentemente en el sufrimiento.

Y la razón principal, es nuestra errónea actitud ante la vida y principalmente ante los problemas, el dolor, las injusticias y en general todo aquello desagradable y molesto que nos ocurre a diario.
Es frecuente oír como muchas personas afirman que la felicidad son solamente algunos momentos buenos, porque el resto todo son problemas y situaciones molestas y desagradables.

Evidentemente , visto de esta manera la vida no puede ser una fuente de felicidad y plenitud, pues si entendemos la felicidad como un estado que solo sucede cuando ocurren cosas buenas, es evidente que las que denominamos negativas o “malas” van a ser siempre más numerosas y dolorosas que las que denominamos como “buenas” y por simple lógica, vivir la vida con este enfoque, difícilmente uno puede ser feliz.

Existen innumerables ejemplos de esto que expongo y estoy convencido de que también el lector lo entenderá perfectamente, pues es lo más habitual. Incluso cuando uno acude normalmente a un profesional para buscar ayuda y apoyo psicológico, este suele ofrecer también un abanico de soluciones amplias y porque no bastante creativas y muy lógicas en algunos de los casos y cuando dichas soluciones parece que no resuelven finalmente el problema, pues siempre tenemos la aceptación que al final se convierte en un cajón de sastre que lo acaba “resolviendo todo” aunque en si no suponga ninguna solución y se convierta más en frustración.
Y en efecto esta frustración es la constante en la vida de las personas y que cuando luego oyen hablar de felicidad y de que hay que aceptar la vida, uno siempre piensa en todo aquello que ha tenido que pasar, sus más intimas experiencias y se tornan en recuerdos amargos que dejan un extraño sabor a frustración.
Además cuando se encuentran en la vida situaciones similares que las que tuvieron en su pasado y les aflora ese extraño sabor frustrante, es cuando rechazan de nuevo la situación y argumentan que ya tienen “aceptadas” estas situaciones y que no les afectan ni les preocupan.

La situación se complica a medida que los cambios externos no funcionan y la sensación interna de “aceptación” es más de frustración y amargura que de aceptación real en el sentido más profundo del término.
El cambio , comienza primero en el interior de uno mismo y ese cambio se realiza mediante un proceso de Gratitud Plena y Perdón, que es lo que al final conduce a la autentica aceptación incondicional y no a esa aceptación fabricada por la sociedad, que suena más resignación.
Una vez se ha producido este profundo proceso de gratitud por todo lo que me ha ocurrido en la vida, especialmente por los problemas, desgracias, situaciones, incomodad y fracasos que he tenido, es cuando realmente cambio mi visón real del mundo y el perdón surge de manera natural, pues es la consecuencia natural de la gratitud plena y el completo agradecimiento, cuando este es de verdad autentico.

Publicado por empresaenpareja

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