
La gratitud plena, o la capacidad de ser agradecidos, nos permite reconocer y valorar los aspectos pasados y presentes positivos, buenos, y también aquello que nos ha beneficiado de algún modo y que, por lo tanto, ha aportado un significado agradable a nuestra existencia.
Las investigaciones efectuadas en este campo han ofrecido datos sobre la asociación positiva de la gratitud plena con las conductas sociales, emociones positivas, satisfacción con la vida, el optimismo, la esperanza, la vitalidad y percepción subjetiva de felicidad y negativa con depresión, ansiedad y envidia, resentimiento con el pasado, y menor riesgo de desarrollar desórdenes psicológicos como la depresión, la ansiedad o el consumo de sustancias.
Pensado desde este punto de vista, la gratitud plena, representa además de una actitud, una habilidad primordial para desarrollar y mantener niveles adecuados de bienestar emocional, satisfacción y calidad de vida. Además la gratitud plena se asocia (aunque no es equivalente) a emociones más estudiadas y conocidas como el optimismo, la esperanza, la vitalidad, la empatía, la satisfacción con la vida y felicidad. Además, se han descubierto evidencias sobre la diferencia que existe entre la “Gratitud Plena” y el sentimiento de “Deuda moral”.“
A pesar de estos hechos, el estudio sistemático de la gratitud plena, es relegado por la psicología académica, pues manifiesta estar asociado a la connotación de simpleza que otorgamos comúnmente a este constructo, asociándolo con expresiones religiosas o con las buenas costumbres.
De ahí, que se haya obviado su potencial para desarrollar emociones positivas en nuestra vida y acrecentar la salud mental y el bienestar de los individuos.
El estudio de la gratitud, hasta la fecha, ha sido un campo exclusivo de la filosofía y la teología hasta que, en el marco de la Psicología Positiva, se realizaron estudios científicos de aquellos aspectos que permiten al ser humano desarrollarse y progresar (Seligman, 2003). De esta manera, se comienza a considerar a la gratitud como una fortaleza psicológica.
Cuando soy agradecido, me doy cuenta de que ha recibido un regalo, reconozco el valor del regalo y aprecio las intenciones del donante. El beneficio, don, regalo o ganancia puede ser material, emocional o espiritual. La palabra proviene del latín gratia (favor) y de gratus (grato). La gratitud es más que un sentimiento. Es actitud, consciencia, reconocimiento, aprecio. Es una virtud.
Lo cierto es que gracia, gratis y gratitud van juntos. La gracia es un término teológico, entregado inmerecidamente (gratis) que se debe agradecer (gratitud). La gratitud es clave para la felicidad, que se correlaciona con una mayor productividad, calidad del trabajo, mejores relaciones sociales, más energía, actividad, fluidez, mejor sistema inmunológico, menor stress, etc.