
Vale la pena preguntarnos cómo las marcas más exclusivas han conseguido alcanzar su intemporal status para no pasar de moda y mantener fielmente, desde hace más de cien años, a los clientes más exigentes y exclusivos.
Las modas son un fenómeno social en continua evolución y los profesionales están obligados a ser flexibles, a fin de saber adaptar la comunicación y acciones estratégicas a los cambios sociales que se producen en la percepción de sus artículos. Estos cambios han tenido lugar ya en infinidad de categorías.
El producto es el mismo, pero aprovecha y se adapta a una necesidad social nueva.
Convertirse en una marca intemporal; un símbolo y un exitoso modelo de marketing estratégico y sociológico, que el resto de nosotros debemos aspirar a imitar. Adaptarse a los estilos y formas de vida modernos.
Mantiene una visión inicial: realización de sueños y experiencias extraordinarias.
Las marcas deberían adaptar sus modelos a los nuevos estilos, valores y formas de vida sociales. El peligro que tienen es que existe una línea muy fina entre algo de moda y algo pasado de moda. De hecho, en la mayoría de los casos, terminan desapareciendo tan rápido como surgieron ―los ciclos de vida de los productos son cada vez más cortos; y debido a la globalización, internet, canales masivos de comunicación, etc., la evolución en el comportamiento de las personas resulta cada vez más rápida y difícil de prever―, por ello, las modas pueden convertirse en un arma de doble filo si no se gestionan correctamente.
Conviene comprender que todos los productos siguen, a mayor o menor velocidad, un ciclo de vida.
Por otro lado, la duración del ciclo de vida de la moda es difícil de predecir. Todo producto sigue las mismas fases: Introducción, Crecimiento, Madurez y Declive.
Las modas recorren un ciclo de vida diferente, en el que el tiempo en cada una de las fases ―por el exponencial crecimiento de sus ventas― se acorta y se puede correr el riesgo de entrar en la fase de declive mucho antes de lo que estratégicamente se desearía.
Se ha comprobado que las modas pasan por cuatro etapas: Distinción, Imitación, Moda Masiva y Decadencia. Para evitar que la marca se desvirtúe se recomienda desarrollar una estrategia con la que satisfacer a ambos grupos: los innovadores que marcan las primeras tendencias y el enorme mercado que les sigue. Al lograr que los clientes originales sigan a bordo, la marca mantiene su caché; incluso aunque determinadas líneas de productos estén dirigidas al mercado masivo.