
¿Qué te parecería alojarte una noche en un hotel por veintiocho mil dólares?
Se trata, por si había quedado alguna duda, de uno de los precios de hoteles más caros del mundo: habitaciones con ascensor privado, restaurantes donde cocinan algunos de los mejores chefs del mundo.
El Lujo Exclusivo se ofrece a precios inaccesibles para la mayoría de los mortales, pero tiene el placer de disfrutar de un grado de fidelidad por parte de sus clientes que no se ve afectado por las tendencias. Algunas de estas firmas se han convertido en auténticas instituciones.
El Lujo Exclusivo es el más pequeño, en lo que a tamaño de mercado se refiere. Pero, a pesar de poder satisfacer a un número muy reducido de clientes, constituye una poderosísima herramienta para comunicar la grandeza de tan intemporales marcas.
Se trata de un modelo de negocio que, por el inalcanzable precio de sus productos y lo limitada que resulta su oferta, presenta más similitudes con el arte que con el mercado.
Invierten en investigación, innovación y desarrollo con el objetivo estratégico de mejorar tecnológicamente y descubrir nuevas formas de diseñar y fabricar productos únicos; esperando poder transmitir estos avances de ingeniería ―conseguidos con sus inaccesibles creaciones― a la fabricación diaria del resto de modelos que, realmente, constituyen el grueso de sus ventas.