Muchas veces escuchamos sobre la importancia de controlar nuestras emociones y cómo desarrollar nuestra Inteligencia Emocional.
Pero hay demasiada información que se basa en conceptos demasiado generalizados y que en definitiva, no conducen a casi nada.
Está muy bien eso de decirle a una persona: “Tienes que aprender a controlar tus emociones”, pero….¿cómo lo hace?, ¿por dónde empieza?, ¿no existe un procedimiento en el que se pueda hacer paso a paso?.
He leído muchos artículos y cursos que al final, siempre dicen lo mismo. Hacen que las personas se llenen la mente de conceptos motivacionales que las hacen sentir mejor para después no tener ni idea de cómo empezar realmente a conocer, gestionar y administrar sus propias emociones.
Queda muy bonito eso de decirle a la gente que tiene que pensar siempre en positivo, que su mente tiene que tener autocontrol y no dejarse llevar por las emociones negativas, etc…
Pero a la hora de la verdad, la mayoría de las personas se quedan con un concepto abstracto de lo que hay que hacer exactamente para controlar y gestionar completamente una emoción.
Porque todo en esta vida tiene su técnica y depende de ella el que aumenten tus probabilidades de éxito.
Y la Inteligencia Emocional, no es una cualidad con la que se nace sino una capacidad que se adquiere a base de práctica y método.
Personas que están perdidas en información tan poco definida, deben adquirir un método por el cuál puedan controlar y administrar cualquier tipo de emoción.
Hay que centrarse en una emoción en particular, una que te haga sentir mal, que quieras eliminar de tu vida, que quieras controlar para que no sea ella la que te controle a tí.
Porque aprendiendo la forma en que funciona nuestra mente y cómo actúan las emociones en nuestra vida y centrándonos en hacerlo todo poco a poco, podremos llegar a dominar toda nuestra capacidad emocional, y entonces sí que podremos dar el siguiente paso hacia un cambio completo en nuestra vida.
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