Es la previsión del desarrollo de entradas y salidas de efectivo (cobros y pagos) en una empresa durante un periodo determinado de tiempo, generalmente un año.
El objetivo que se pretende alcanzar es el equilibrio presupuestario, es decir, no obtener ni superávit ni déficit.
- Sí existe superávit hay excedentes de recursos que podrían ser invertidos para obtener rentabilidad en vez de estar inmovilizados en la tesorería de la empresa.
- Sí existe déficit no hay suficientes recursos para hacer frente a los pagos de la empresa. Hay que recurrir a formas externas de financiación (que conllevan costes) para poder atender nuestras obligaciones.
Un presupuesto equilibrado tiene recursos suficientes para atender los pagos de la empresa, pero no desaprovecha los fondos en exceso de liquidez.
Dos formas básicas de equilibrar un presupuesto:
- Modificando, añadiendo o eliminando partidas:
- En caso de déficit: vender inmovilizados, disminuyendo las existencias o eliminando gastos.
- En caso de superávit: disminuyendo la financiación externa, aumentando las inversiones (ya sea para mejoras productivas o inversiones financieras con objetivo de obtener rentabilidad).
- Modificando plazos de cobro y pago:
- Déficit: acortar plazos de cobro, incrementar plazos de pago, obtener anticipos, renovar créditos bancarios.
- Superávit: no descontar efectos, obtener descuentos por pronto pago de proveedores o aumentar el plazo de cobro a clientes (quitando descuentos u obteniendo intereses). En general, reducir costes de financiación.