Nunca dejes que la emoción se interponga en el camino de tomar la decisión correcta. En el otro lado de la negociación se encuentran personas como nosotros, con emociones, valores y pasado.
Posiblemente cada uno de nosotros, en dichas circunstancias, tendemos a tener un comportamiento impredecible y nunca actuaremos a la perfección. Durante las negociaciones, a veces, nos enfadamos, deprimimos, frustramos o incluso ofendemos durante su transcurso.
Es esencial que el comportamiento de la otra parte no desencadene en una toma de decisión irracional debido a la emoción. Un ejemplo de ello podría ser, cuando una parte duda de su autoridad en la toma de decisiones durante el proceso. Esto suele frustrar algunas personas, llevándolas a la toma de una decisión innecesariamente firme, simplemente porque están capacitados para ello.
⁃ Tomando posiciones – es importante no adquirir una posición excesivamente rígida, en la negociación, que nos pueda hacer perder de vista el mejor acuerdo posible, tan solo por el simple hecho de mantenerse firmes.
⁃ Centrarse en los interés, no en las posiciones inflexibles y firmes – una posición inamovible puede parecer inicialmente la única forma de alcanzar el mejor acuerdo, pero a veces la posición inicial presenta obstáculos frente a lo que realmente desea la otra parte. Si hacemos preguntas para comprender los intereses de la otra parte y explicando los nuestros con claridad se puede lograr una solución honesta que sea satisfactoria para ambos.