
El coaching se centra en las posibilidades del futuro, no en los errores del pasado.
El Concise Oxford Dictionary define el verbo to coach como «tutelar, adiestrar, dar indicaciones o comunicar hechos». Esta definición no nos ayuda demasiado, porque todo eso puede hacerse de varias maneras, algunas de las cuales no guardan relación alguna con el coaching. El coaching consiste tanto en el cómo se hacen esas cosas como en el qué se hace.
Los resultados que ofrece el coaching se deben, en gran medida, a la relación de apoyo que se establece entre el coach y el cliente, y al estilo y los medios de comunicación que se emplean. La persona toma conciencia de los hechos no porque se los transmita el coach, sino porque los encuentra en sí misma, gracias al estímulo del coach. Por supuesto, el objetivo principal es mejorar el rendimiento, pero la cuestión reside en cuál es la mejor manera de lograrlo.
¿QUÉ ES EL COACHING?
Las fantasías sobre sus intenciones. No los amenazaba con el paro, sino que les sugería un cambio de filosofía que les permitiría aumentar su eficacia.
La esencia del coaching
Gallwey había dado de lleno en la esencia del coaching. El coaching consiste en liberar el potencial de las personas, para que puedan llevar su rendimiento al máximo. Consiste en ayudarlas a aprender en lugar de enseñarles. Al fin y al cabo, ¿cómo aprendemos a caminar? ¿Nos enseñan nuestras madres? La enseñanza entorpece la capacidad natural e innata de aprendizaje.
La idea no es nueva: Sócrates ya habló de ello hace unos dos mil años, pero, de algún modo, su filosofía se perdió en la vorágine del reduccionismo materialista de los últimos dos siglos.
El péndulo ha vuelto a oscilar al otro lado y el coaching, ya que no Sócrates, está aquí para quedarse durante un par de siglos o tres. Los libros de Gallwey coincidieron con la aparición de un modelo psicológico de la humanidad más optimista que la anterior perspectiva conductista, según la cual somos poco más que recipientes vacíos en los que todo debe verterse. El nuevo modelo sugería que nos parecemos más a las bellotas y que cada uno de nosotros esconde en su interior el potencial necesario para convertirse en un roble magnífico. Necesitamos alimento, aliento y luz para crecer, pero el roble se encuentra en nuestro interior desde el principio.
Si aceptamos este modelo, debemos replantearnos la manera en que aprendemos y, aún más importante, la manera en que enseñamos e instruimos. Lamentablemente, cuesta mucho cambiar de hábitos y los antiguos métodos persisten a pesar de que la mayoría conocemos sus limitaciones.
Dejar de enseñar puede ser más difícil que aprender a entrenar.
LOS PRINCIPIOS DEL COACHING
Resulta complicado encontrar pruebas universales que demuestren el éxito de los nuevos métodos de coaching, porque son pocos los que los han entendido y aplicado plenamente y muchos los que se han mostrado reticentes a dejar a un lado las antiguas fórmulas de efectividad comprobada, para recoger las grandes recompensas de las nuevas.
Sin embargo, desde hace poco y tanto por necesidad como por evolución, la participación del trabajador, el saber delegar, la responsabilidad personal y el coaching se han ido introduciendo en el lenguaje empresarial y, a veces, incluso en la conducta.
Los actuales líderes del coaching empresarial, o bien se formaron en la escuela de coaching de Gallwey, o bien se vieron profundamente influidos por ella.
Todos estos años de experiencia en el ámbito empresarial han permitido desarrollar y perfeccionar esos primeros métodos, que han sido adaptados a los problemas y a las condiciones del entorno empresarial actual.
Aunque los coaches compiten entre sí, en el mercado, tienden a ser amigos y es habitual que colaboren. Esto ya habla por sí solo de las virtudes del método.
Aunque Tim Gallwey, sus colegas en Performance Consultants International y muchos otros que ahora practican el coaching en el mundo empresarial empezaron en el ámbito deportivo, en general, la práctica del coaching deportivo ha cambiado muy poco. Sigue estando, como mínimo, una década por detrás de la metodología de coaching que ahora es prácticamente universal en la empresa. Es así porque, cuando introdujimos el coaching en la empresa hace veinticinco años, la palabra era nueva en ese contexto y no contaba con una larga historia de práctica anterior. Pudimos introducir conceptos nuevos sin tener que enfrentarnos a prejuicios antiguos, practicantes antiguos ni métodos de coaching antiguos.
Esto no quiere decir que no nos encontráramos con cierta resistencia al coaching empresarial; de hecho, aún nos la encontramos en ocasiones, cuando nos cruzamos con personas que han permanecido curiosamente aisladas o ciegas ante el cambio. El coaching como práctica empresarial ha venido para quedarse porque, aunque el término pueda desaparecer, está asociado a valores, creencias, actitudes y conductas que se están convirtiendo en norma para todo el mundo.